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Alas rotas y encierro en la jaula - Capítulo 11

Capítulo 11. La huida

 

 

Cuando abrió los ojos, Nan Sae ya no estaba allí.

 

—Duele…

 

Yi Mae sintió un dolor agudo en la parte inferior del cuerpo y se incorporó.

 

—Ah…

 

Y luego simplemente se asustó.

 

La parte inferior de su cuerpo estaba cubierta de sangre.

 

—¿Qué diablos es esto…?

 

La manta que la cubría y el lecho entero estaban cubiertos de sangre.

 

La sangre cubría su ingle, hasta el punto de no saber qué le había ocurrido realmente.

 

—Definitivamente fue Nan Sae…

 

Tuve sexo con él.

 

Esa podría ser la razón del resultado.

 

Aceptar la invasión de Nan Sae era difícil; sentía como si su cuerpo se desgarrara cada vez que su miembro, demasiado grande para acogerlo con facilidad, penetraba y se movía sin piedad dentro de ella, y ahora estaba cubierto de sangre.

 

—Una herida…

 

Revisó rápidamente entre sus piernas, pero no había heridas.

 

Así como cuando le arrancó las alas, las heridas pueden ser curadas por el jujak.

 

Pero lo que está claro es que su cuerpo quedó destrozado hasta el punto de sangrar profusamente.

 

Y él continuó embistiendo su miembro, furioso, sin parar, incluso aunque ella sangraba.

 

Yi Mae recordó el momento antes de perder el conocimiento.

 

Hasta entonces, Nan Sae estaba sonriendo.

 

Estaba claro que no se detendría incluso después de que quedara inconsciente.

 

Quizás disfrutaba con verla sangrar.

 

Aunque la herida había desaparecido, sentía un dolor agudo en el abdomen bajo.

 

Era un dolor físico y natural en el cuerpo que no puede aliviarse únicamente con la curación.

 

| Si me toma otra vez, podría morir…|

 

El miedo se apoderó de Yi Mae.

 

No sabe cuánto tiempo ha pasado, pero recuerda cómo estaba antes de perder el conocimiento.

 

En ese momento, había perdido la razón y se aferraba a Nan Sae.

 

Abriendo las piernas y meciendo las caderas mientras gritaba como una demente.

 

Qué aterrador.

 

Tenía miedo de que poco a poco la terminara domesticando.

 

Y también le aterraba la idea de terminar muerta, cubierta de sangre como ahora.

 

Fue entonces cuando.

 

Oyó pasos.

 

|¿Será Nan Sae?|

 

El miedo invadió su mirada, pero la figura de una extraña atrajo su atención.

 

—¿Quién… eres?

 

Era la primera vez que veía a esta mujer.

 

Y se dirigía directamente hacia ella.

 

Las alas de su espalda eran blancas con toques de plumas azules.

 

Una grulla azul.

 

Una grulla azul que había descendido del cielo.

 

Aquel tipo de criatura que Yi Mae siempre había anhelado y admirado se estaba acercando a ella.

 

—Te ayudaré a escapar de aquí.

 

—¿Cómo…?

 

¿Quién era esta grulla azul que le estaba ofreciendo ayuda?

 

No, ¿siquiera era posible escapar para empezar?

 

—Soy una grulla azul al servicio de la bungsae. Usted quiere escapar de aquí, y yo no quiero que se quede. Nuestros objetivos son los mismos, ¿verdad?

 

Estaba en lo correcto.

 

Quería huir en ese mismo momento.

 

Porque si esta grulla azul está al servicio de la bungsae, no tiene cómo ocultar su cara por la vergüenza.

 

Ya que está ocupando el lugar donde debería estar la verdadera compañera.

 

Además, Nan Sae había dicho que iría a matarla.

 

Quizás ya haya ido a hacerlo. ¿Qué pasaría si realmente lo hiciera?

 

Nunca había oído de un jujak que haya matado a su compañera, una bungsae.

 

Por supuesto, Yi Mae no sabe mucho sobre los jujak.

 

Todo lo que sabe lo ha escuchado de otras personas.

 

Pero en ninguna de aquellas palabras se mencionó que los jujak mataran a las bungsae.

 

Ahora, Nan Sae estaba a punto de hacer algo sin precedentes.

 

—Conozco una manera de salir de aquí.

 

—Pero no tengo alas…

 

—Yo sí las tengo, puedo ayudarte a escapar.

 

Las alas de una grulla azul eran incomparablemente más grandes que las de un cuervo.

 

Esas alas definitivamente podrían sacarla del lugar.

 

—Si me ayudas, no olvidaré tu bondad.

 

Yi Mae no tenía opción

 

De todos modos, sólo había un único camino.

 

Huir. Eso era todo.

 

 

* * *

 

 

La grulla azul escapó de la jaula con Yi Mae en brazos y descendió con sorprendente velocidad bajo las nubes.

 

Batiendo sus alas, enormes en comparación con las de un cuervo, la llevó hasta la mitad del descenso de la montaña Ungosan.

 

—Puedes ir sola desde aquí, ¿verdad? Solo puedo ayudarte hasta aquí.

 

—Gracias. De verdad, muchísimas gracias.

 

Yi Mae se inclinó repetidamente y expresó su gratitud a la grulla azul.

 

Sus propias prendas habían quedado desgarradas, pero ahora estaba usando las que le dió su salvadora.

 

Aquella ropa estaba hecha de hermosa seda, algo que Yi Mae nunca había usado antes.

 

Mientras observaba cómo la grulla azul batía sus alas nuevamente y ascendía hacia el cielo, tardíamente se percató de que había algo que no le había dicho a la grulla azul.

 

No le dió aviso del asesinato que Nan Sae planeaba cometer.

 

—¿Qué hago?

 

Pero le era imposible alcanzar a la grulla azul que ya había volado hacia el cielo.

 

Incluso ya había desaparecido de su vista.

 

—Y qué hago ahora…

 

Había escapado de la jaula, pero ahora no sabía a dónde ir.

 

Si regresaba a su nido con los cuervos, estaba claro que el jujak vendría a buscarla.

 

Entonces, no puede regresar ahí.

 

|Tendré que ir a donde viven los humanos.|

 

Si no podía regresar a su nido de cuervo, sólo había un lugar a donde podía ir.

 

Donde viven los humanos.

 

No tenía más remedio que ir allí y hacer lo que pueda para sobrevivir.

 

|Cuánto tiempo me tomará llegar…|

 

Cuando llegó a Ungosan desde el territorio humano, fue traída por los cuervos.

 

Ahora ni siquiera puede adivinar cuánto tiempo le tomará ir caminando.

 

¿Quince días? ¿O un mes?

 

De hecho, ni siquiera sabía qué camino tomar para llegar a los territorios humanos.

 

Realmente no sabe nada.

 

Es una completa inútil.

 

Las burlas de los cuervos no eran infundadas.

 

No sabe nada, no puede hacer nada y no tiene idea de nada.

 

Lo único en lo que había sido buena fue en cuidar los huevos.

 

Pero ahora, sin huevos de jujak para cuidar, era completamente inútil.

 

No sabe si siendo tan inútil podrá prosperar en las tierras humanas, pero por ahora, no le queda más remedio que ir allí.

 

 

***

 

 

Yi Mae descendió de la montaña.

 

El sendero desconocido era increíblemente difícil.

 

¿Cuánto tiempo llevaba caminando?

 

Justo cuando el sudor comenzó a acumularse en su frente, se detuvo.

 

|¿Qué?|

 

Sintió que una presencia la seguía.

 

|¿Quién me sigue?|

 

Pero había más de uno o dos sonidos detrás.

 

Estaba claro que la presencia iba aumentando.

 

|¿Qué pasa? ¿Qué demonios me sigue?|

 

Desde la mitad de la montaña Ungosan, los cuervos siempre usaban sus alas.

 

Y los que suben a ala cima, nunca parten desde el centro de la montaña.

 

Decían que era porque la montaña era accidentada.

 

Cuanto más sagrada es una montaña, más accidentado es su terreno y no se puede escalar a pie.

 

Ella sólo entendía que la frase “la montaña es empinada” significa terreno escarpado.

 

Pero sólo ahora se dio cuenta de que “la montaña escarpada” no significa una montaña con un terreno accidentado, sino más bien una montaña “peligrosa”.

 

—Cuervo, ¿dónde está el resto de tus camaradas y por qué andas vagando sola por aquí?

 

La voz vino justo desde atrás.

 

—¡Kyaaak!

 

Sobresaltada, gritó y retrocedió.

 

Cuando se dio la vuelta, sus ojos captaron un grupo oscuro de personas que estaban justo detrás.

 

Tenían melenas negras y parecían lobos.

 

No, más que lobos, eran dholes*.

 

(Becky: *Dhole es un tipo de perro salvaje asiático, similar a los chacales).

 

Y era una manada.

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