Yi Mae gritó mientras estaba atrapada en los brazos de Nan Sae.
Embestida profundamente por dentro y temblando, exclamó frenéticamente, ebria del calor obsceno creado por el miembro ardiente.
Cada vez que él se retiraba y volvía a entrar, las ventosas pegadas a la pared vaginal la estimulaban por dentro, dándole aún más placer.
Mientras su interior acogía las embestidas, rebosaba néctar.
Cuando el efecto afrodisiaco desaparecía, Nan Sae invariablemente untaba su saliva en la entrada femenina para aliviar el dolor que sentía e inducir el placer.
Si no fuera por eso, el cuerpo de Yi Mae estaría hecho un desastre por el shock y el dolor de ser desgarrado.
—¡Haang! ¡Hmm! ¡Ahng, hmm!
Ella sacudió sus caderas violentamente, gritando sin aliento.
El hombre de piel caliente no mostró intención de detenerse.
Al contrario, la pasión masculina se intensificó.
Tal vez si Yi Mae hubiera conservado un poco su cordura, habría notado que el cuerpo de Nan Sae se había enrojecido más.
El cuerpo masculino se volvió más caliente y rojizo.
Y ese calor se transmitió al cuerpo femenino.
Lo extraño fue que, aunque ahora estaba envuelta en un calor abrasador, no sentía el más mínimo dolor.
El fuego es caliente, y las cosas calientes tienden a doler y quemar; pero Yi Mae se dio cuenta de que el calor y las llamas que emanaban de este hombre solo eran sofocantes y cálidas, no le hacían daño.
Las llamas del jujak no la quemaron.
Lo mismo ocurrió en la cueva.
En ese entonces no eran quemantes y no lastimaron su cuerpo.
Algunas chispas se dispersaron formando un lío con calor agradable.
—¡Ah, ahht, ah…!
Nan Sae empujó las caderas contra la vulva, sin aflojar su ventosas pegadas a las paredes vaginales.
La estrecha entrada estaba abierta de par en par, engullendo por completo el miembro.
La zona receptora era la parte inferior de su cuerpo, pero el fervor recorría todo su ser.
Poco a poco su visión se volvió borrosa.
Con el intenso calor, todo en su cabeza se volvió borroso y lo único que quedó fue su deseo instintivo por obtener más placer.
Cada vez que el insaciable y feroz macho la invadía, Yi Mae meneaba sus caderas deseando tragárselo más.
Mientras, arqueaba la espalda y ofrecía sus pechos bamboleantes, también movía la cintura lascivamente sobre el pedazo de carne empapado con su jugo de amor.
—¡Hmph!
Nan Sae devoró los labios femeninos, mientras ella jadeaba llena de calor.
La primera vez que se besaron, Yi Mae estaba tan asustada que salió corriendo.
¿Por qué corrió?
No daba miedo en absoluto, los besos no eran aterradores, entonces ¿por qué huyó en ese entonces?
—¡Nnhh! ¡Mph!
Yi Mae se aferró al cuello ajeno, mientras sus lenguas se entrelazaron violentamente.
Estaban enredados como sus cuerpos lo estaban, la saliva afrodisíaca fluyó hacia la hembra.
A medida que el fluido chorreaba hacia su boca, la mente femenina se volvió más confusa.
Ahora ni siquiera sabía lo que estaba haciendo.
Cuando sus labios se separaron, Yi Mae sintió angustia y extendió su propia lengua, deseando aquellos labios.
Quería que esa carne rosada se enredara más con la de ella y chupara aún más.
No sabía qué la embriagaba.
Pero una cosa es segura: estaba perdida en aquella embriaguez.
Mientras la lengua de Nan Sae se envolvía alrededor de la suya que había sacado con desesperación, Yi Mae se aferró a él.
La lengua ajena humedecía su boca caliente, revitalizándola.
La lengua del jujak sabía dulce, como el agua de manantial que se bebe después de una larga sed.
Una sensación tan plena que mareaba.
Con cada embestida y fricción, su mente gradualmente se quedaba en blanco, y finalmente, pudo sentir vívidamente el semen caliente derramándose dentro de su cuerpo.
El fluido espeso empapó su cuerpo como una fuerte lluvia.
Ante esa sensación excitante y vertiginosa, Yi Mae abrazó el cuello de Nan Sae con todas sus fuerzas y gritó.
* * *
Cuando Yi Mae recuperó el conocimiento, su cuerpo estaba sumergido en aguas cálidas.
Justo antes de despertar, había tenido la sensación de flotar, luego se dio cuenta de por qué.
El agua en la que estaba sumergido su cuerpo estaba tibia, no caliente, acompañado de una sutil fragancia.
|Qué bien se siente…|
Poco a poco su mente se fue aclarando.
Luego, uno por uno, comenzó a recordar los eventos antes de perder el conocimiento.
|Ayer…|
Sus orejas comenzaron a arder.
|¿Qué demonios hice…?|
Estaba claro que la copulación fue iniciada por Nan Sae bajo presión, pero luego ella se había vuelto dependiente de él.
Recordó todas las veces que se aferró a él, lloriqueando y gimiendo por más.
|¿Cómo puedo volver a ver la cara de Nan Sae-nim? Qué vergüenza…|
Se cubrió la cara con manos mojadas.
Recordaba cada momento.
Abrió bien las piernas y movió sus caderas sin pudor mientras Nan Sae la abrazaba, cambiando de posición cada vez.
|Qué hago ahora…|
Retiró las manos cubriendo su rostro y tocó el espacio entre sus piernas sumergido en el agua.
Su vagina ardía al tacto.
El jujak macho había entrado y salido de aquel espacio sin descanso.
Su miembro era grande, grueso y con pequeñas boquillas ventosas, había expandido su vagina, derramando al final su semilla caliente dentro de ella.
|Eso no significa que pueda albergar la descendencia del jujak…|
Incluso al haber recibido su semilla, no podía producir descendencia del jujak
Ni siquiera debería caer en esa ensoñación.
El huevo del jujak se produce sólo una o dos veces a lo largo de miles de años.
Se decía que incluso la bungsae, considerada la más idónea para recibir las semillas del jujak, tenía muy pocas posibilidades de fecundar las semillas y poner huevos.
Si a una hermosa ave que esperó mil años para convertirse en la compañera de una bestia divina le pasaba eso, entonces, ¿cómo podría un simple cuervo, para colmo de raza mixta, poner un huevos para el jujak?
|Si las cosas siguen así, pronto la novedad se agotará… Luego seré olvidada. Igualmente, nunca podría convertirme en su verdadera compañera…|
No cree en aquellas palabras de tomarla como su compañera.
Por mucho que él tenga la apariencia de un hombre adulto, sigue siendo sólo un polluelo que acaba de salir del cascarón.
Aunque haya esperado mil años en las aguas sagradas para tomar la forma de un huevo e incluso hubiera conservado todos sus recuerdos desde dentro del huevo, ni siquiera ha pasado un mes desde que nació.
No importa cuán largos hayan sido los años anteriores, el presente es diferente.
Incluso alguien como ella conoce las características de los polluelos.
Son emocionales e impulsivos.
Con Nan Sae se aplican esas características.
A medida que crezca, aprenderá a controlar sus emociones y aquella impulsividad desaparecerá.
Entonces todo regresará a su lugar.
El lugar donde ella es un espíritu mitad cuervo, que vive en una cueva solitaria, mientras que él se convierte en una bestia divina del sur con alas llameantes y vive durante miles de años.
Ella vivirá como máximo entre 100 y 150 años.
Porque es mitad cuervo.
Al tener sangre humana, no puede vivir tanto como los espíritus cuervo de sangre pura.
Sólo puede vivir entre 30 y 50 años más que un humano común.
Pero el jujak es una bestia divina.
Puede vivir tres mil, o cinco mil años, o incluso más.
|Ya es diferente. Todo…|
Incluso al momento, no puede entender por qué Nan Sae está tan obsesionado con ella, por qué la desea tanto.
|Puede ser por el efecto de la impronta*…|
(Becky: Es el fenómeno por el cual un animal recién nacido “se marca” o se fija de forma irreversible en la primera figura que ve; puede ser su propia madre, un humano, etc.)
Hasta los diez años, Yi Mae vivió una vida normal entre los humanos con sus padres.
Aunque la gente la trataba como una niña rara con alas, todavía podía convivir entre ellos.
En esa época, su familia criaba ganado.
Conejos, pollos, cabras y patos.
Un patito reconoce como madre lo primero que ve al nacer.
Así que, cuando los huevos de pato estaban a punto de eclosionar, Yi Mae mostraba intencionalmente su rostro primero y guiaba a los patitos en fila.
Actuaba como líder de los patitos.
Es posible que con Nan Sae esté ocurriendo algo similar.
Cuidó de los huevos prácticamente sola durante un año.
Casi había asumido todo el trabajo de sus compañeros y había cuidado de los huevos porque al resto no le gustaba hacerlo.
Cada día escucharon su voz, cada día sintieron el tacto de sus manos, cada día compartía su calor con ellos.
Entonces, tal vez Nan Sae la ve como su madre.
Quizás no como una madre, pero sí como la persona más cercana.
Ahora bien, como acaba de salir del huevo, todavía no conoce a nadie.
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