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Novela: Dominando el mundo de las bestias con el sistema de embarazos múltiples (Novela) - Chapter 37

Capítulo 37 – …¡igual de impresionante que su apariencia!

 

Al mencionar esto, el rostro de Ashley se ensombreció; eso era casi su historia negra, y también la barrera imborrable entre ella y Linlang.

“El medicamento no era falso, pero el efecto no es igual en cada persona. ¿De verdad le diste la droga a Zulu?”

“¿Crees que fui a la escuadra de caza de demonios por diversión? Pues claro que fue por él. Si le ponía la droga y en ese momento copulábamos, aunque no quisiera dejar a Su Yan, tendría que dejarla.”

“Por suerte no resultó, si no yo habría cometido un gran error. ¿Shawa ya terminó de coser?”

“Listo, listo.”

“Vámonos. Con ese tipo de hembra que siempre anda pensando en los machos ajenos, mejor tratemos menos.”

Estas palabras fueron realmente duras, casi como para romper la relación entre ambas.

El rostro de Rona también se puso muy feo.
“¿Qué quieres decir? Yo nunca he codiciado a Linlang.”

“Ganas no te faltan, ¡pero no hay manera!” Ashley tiró de Shawa y se fue.

Su Yan cerró el mapa y, viéndolas venir hacia su lado, fue a su encuentro.
“¿Qué tal?”

“No debiste ocuparte de ella; que hiciera el ridículo habría sido lo mejor.”

“Eso no. Hoy es una reunión de tres tribus; si ella pierde la cara no es solo cosa suya, sino de todas las hembras del clan.”

Al oír esto, Ashley y Shawa abrieron mucho los ojos de sorpresa; luego, despertando a la realidad, se sintieron aliviadas.

“Sigues siendo la más sensata; yo me dejé cegar por la rabia.” Ashley tomó del brazo a Su Yan. “Vamos, a ver a mis críos.”

“¡Claro! Hace días que no los veo; seguro ya engordaron un poquito.”

Shawa siguió a las dos y, tras dar unos pasos, miró hacia atrás a Rona.

Rona estaba examinando la pequeña flor naranja bordada con hilo de seda en su cintura; no solo cubría la rotura, sino que añadía un toque vivaz y lindo al vestido.

Se habían ocupado un buen rato por ella y ni siquiera dio las gracias… ¡ay! En fin, tómese como salvaguardar el honor de las hembras de la tribu ratón.

……

El jefe de la tribu ratón, Agma Resh, estaba en el escenario dando un discurso. Abajo se sentaba el viejo jefe de la tribu conejo, y representando a la tribu zorro había un macho joven.

Su Yan, junto con Ashley, observó a ese macho de la tribu zorro.

Los zorros nacen con unos ojos naturalmente seductores; su figura eslongada, no tan robusta, pero muy proporcionada; una cabellera rojo dorada trenzada en una trenza de espiga, con un mechón cayéndole por delante.
“Es bastante guapo. ¿Qué tal su talento?”

“Aunque sea bueno, no supera al tuyo—al de tu casa. Su talento es madera de rango amarillo; parece que será el próximo jefe de la tribu zorro.”

“¿Él y Rona?” Su Yan pensó en el cuerpo lleno y fornido de Rona, casi dos tallas más que el zorro frente a ellas. “Siento que no combinan mucho. Yo diría que Rona y nuestro Sofili sí tienen pinta de pareja; sus complexiones son parecidas, se podría decir que están a la par.”

“Sí. Sofili es el cuarto en casa; tiene hermana mayor, hermano mayor y hermano menor; aunque se casara en casa de la hembra no habría problema. Y con fuerza de pico rango azul, también está bien.”

Shawa intervino apresurada:
“No, no, ¡yo quiero a Sofili!”

Su Yan se sorprendió.
“¿No tienes ya macho-esposo?”

Shawa se sonrojó levemente.
“No he logrado quedar embarazada, así que quiero un segundo macho-esposo; además, Sofili y yo crecimos juntos, y él también quiere conmigo.”

“Entonces te deseo que pronto quedes embarazada.” Su Yan sonrió.

“Gracias, hermana Su Yan.”

“No hay de qué; déjalo fluir, no te presiones.”

“Ajá.” Shawa sentía cierta envidia por su fertilidad: decían “quedar” y quedaban, y además tenían hembras. En el clan, las hembras eran las crías más valiosas.

El jefe Agma empezó a llamar al escenario a los que participaron en el plan de caza de demonios, todos machos.

Su Yan miró; en realidad no eran tantos machos, y Linlang y Zulu eran claramente las figuras centrales: los que no eran llamados por su nombre se agolpaban a su alrededor para hablarles.

El semblante de Zulu parecía algo perezoso; de pronto volvió la mirada hacia donde estaba ella, atrapó justo su línea de visión y, seguidamente, curvó los labios en una sonrisa.

Ya de por sí atraía muchas miradas; con esa sonrisa, en un instante su encanto se volvió infinito.

Su Yan: “……”

Sí que era un monstruo que atraía flores podridas.

Shawa también quedó atontada por esa sonrisa.
“El hermano Zulu parece distinto a antes.”

El corazón de Su Yan dio un brinco.
“¿Oh? ¿En qué es distinto?”

“Más apuesto, más guapo.” La mirada envidiosa de Shawa se posó en ella.
“Hermana Su Yan, dime en secreto, ¿lo de Zulu en ese aspecto… también es tan formidable como su apariencia?”

Al oír esto, los de alrededor pararon la oreja para escuchar a escondidas.

¿Cómo respondía a eso? Su Yan, algo avergonzada, contestó:
“Si pude quedar embarazada en una sola noche, ¿qué crees tú?”

Todas las miradas, llenas de asombro, se volcaron hacia Zulu.

Así ha de ser un macho: como Zulu.

Ashley le dio un toquecito a Shawa.
“¿Qué preguntas son esas? Ya le toca subir a recoger la recompensa a tu macho-esposo.”

Shawa le dedicó a Su Yan una sonrisota bobalicona.
“Es que cuando quiero saber algo, la boca lo suelta. No me lo tengas en cuenta.”

“No pasa nada.” Su Yan miró al escenario. Arriba estaba un macho de estatura media y rasgos más bien delicados.
“¿Ese es tu macho-esposo?”

“Sí. Se llama Lage. Esta vez también estuvo en el pequeño equipo del hermano Zulu para la caza de demonios; ganó bastantes monedas. Si no, ni me habría atrevido a proponer lo del segundo macho-esposo.”

“¿Y él está de acuerdo?”

“Sí, incluso fue idea suya que buscara.”

“Con que ustedes puedan llevarse bien, basta. En mi casa, me temo que eso ni pensarlo.”

“Con lo formidable que es el hermano Zulu, si quieres encontrar un segundo macho que pueda comparársele, casi no hay.” Shawa sonrió con los labios apretados.
“Además, el hermano Zulu puede que tampoco esté de acuerdo.”

Dentro del clan, para que una hembra tenga un segundo o más machos-esposo, necesita el consentimiento del primero.

Su Yan asintió.
“Exacto, él no parece de los que aceptarían.”

El verdadero Zulu respetaba mucho sus ideas; pero este “falso”… eso ya era otra cosa.

“Ah, Su Yan, esta mañana Linlang me mencionó algo; estaba ocupada y no hice caso, pero ahora me acabo de acordar. Anoche, cuando bebió en tu casa, dijo que le gustaba muchísimo tu hijito pequeño y quería que mi hija y él se comprometieran, ser consuegros.”

“Qué bien.” A Su Yan no le importaba si la nuera tenía talento; mientras su hijo lo tuviera suficiente, bastaba.

“¿De veras?” Ashley sonrió.

Su Yan asintió.
“De veritas. Luego que tu abuela busque un día propicio y les fijamos el compromiso a los dos peques.”

La hija de Linlang y Ashley también había sido recibida por sus propias manos; era muy bonita, con unos ojazos negros y brillantes que rebosaban picardía e inteligencia.

“Hablaré otra vez con Linlang; si no hay problema, entonces lo fijamos de verdad.”

“Ajá. En mi casa, salvo el mayor, que lleva el apellido de Deila y yo no me atrevo a decidir, los otros dos se pueden confirmar de una vez.”

“¡Qué envidia! Me dan ganas de parir ahora mismo una camada.” Shawa se puso nerviosa.

Ashley soltó una carcajada y justo iba a decir algo más cuando vio a Linlang subir al escenario.

El macho de la tribu zorro se puso en pie.
“¡Hermano Linlang!”

“Rhein.” Linlang sonrió.

“¿Se conocen?” preguntó Agma.

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