No mentía. Parecía que Arthurus intentaba encontrar tiempo para Navidad, pero cada vez había más días en que llegaba en la madrugada debido al trabajo en la empresa.
Según Lois, Arthurus vivía en la empresa, pero llegaba en la madrugada por ella. Era cierto que últimamente ha estado trabajando en algo urgente, pero le dijo que no se preocupara demasiado.
Como Arthurus nunca hablaba de asuntos de la empresa, ella no tenía idea de lo que estaba pasando.
|Por suerte, no he recibido ninguna instrucción específica de los altos mandos de Kustia para que averigue algo todavía…|
—Qué clase de persona deja a su novia para trabajar en Navidad. Yo de joven, por muy ocupado que estuviera, celebraba los cumpleaños de mi familia y la Navidad, aunque no hiciera nada más.
Sin importar cuál fuera el horario de Arthurus, Karen planeaba pasar la Navidad con Jude Cullen.
Si Arthurus no estuviera ocupado, los tres la pasarían juntos, pero si se mantiene ocupado, solo se sentiría triste e igualmente estaría sin problemas a solas con el abuelo.
La razón por la que Karen le ha estado prestando más atención a Jude Cullen últimamente es porque su comportamiento se ha vuelto mucho más extraño en los últimos días. No tiene a su esposa con él y hace tiempo que dejó sus negocios. Se necesita cuidar aún más de la familia en días festivos.
—Está bien, abuelo. Aunque el duque esté ocupado, tú pasarás el tiempo conmigo.
—No. Aunque no sea con Arthurus, tendrás amigos con los…
—El abuelo es como un amigo para mí.
Jude Cullen se rió con aire infantil, no muy de su edad, quizá porque había estado esperando algo que una vez rechazó cortésmente. En momentos así, se parecía a su nieto.
A medida que criaba sus nietos, a veces llegó a compartir hábitos y expresiones faciales similares, especialmente aquellas sonrisas infantiles que no coincidían con su edad.
—Entonces… si te parece bien, ¿qué tal si organizamos una gran fiesta?
—¿Fiesta?
—Es bien sabido que Arthurus y tú viven juntos, pero pienso que ya es hora de oficializar que eres parte de nuestra familia.
—Pero no creo que sea necesario llegar tan lejos como para hacer una fiesta…
—No tienes porqué sentirte presionada. Piensa que es una pequeña fiesta con invitados con tus invitados, los de Arthurus y los míos.
Jude Cullen habló como si no fuera gran cosa, pero si se escuchaba con atención, sí lo era.
Jude Cullen y Arthurus eran famosos…
No sólo vendrían amigos y conocidos, sino también socios comerciales y conocidos de la familia.
El anciano decía que solo era una fiesta pequeña e informal, que de informal no tenía nada.
Karen intentó persuadirlo con cautela.
—Aunque no lo hagamos, mucha gente ya sabe que el duque y yo tenemos una relación especial, abuelo.
—¡Oh, no sé a qué te refieres!
Las intenciones de Jude Cullen eran más fuertes de lo que parecían.
—Aún hay chismosos que siguen hablando de ti y de Arthurus como una relación que arderá como el fuego y que luego se apagará. Aunque no sea una ceremonia de compromiso, creo que es necesario hacerles saber que ustedes tienen como objetivo el matrimonio.
—¿Qué importa lo que digan los demás?
—Importa, Karen.
Era raro que Karen mostrara su desaprobación y cuando mostraba señales de angustia como ahora, Jude Cullen solía ceder refunfuñando. Pero esta vez, parecía que no tenía intención de ceder.
—Eres de la familia, Karen. No puedo quedarme de brazos cruzados viendo que te traten como a una bailarina patrocinada. Recuerda, insultarte es lo mismo que insultar a toda nuestra familia.
Jude Cullen insistió en que definitivamente iba a organizar una fiesta para declarar formalmente la relación de Karen y Arthurus antes de que termine el invierno, incluso si no es durante la Navidad.
Iba a ser una fiesta donde se reunirían todos los invitados importantes, así que no era algo que pudiera dejarse solo en manos de los sirvientes. Por otro lado, era casi imposible para Karen, de origen plebeyo, organizar una fiesta que se ajustara al gusto de la clase alta. Como Arthurus ya estaba bastante ocupado, Jude Cullen se encargaría de los preparativos.
—¿Estarás bien? Debe ser difícil llevar a cabo los preparativos…
—¿Y no puedes ayudarme?
—¿…Yo?
—Observa y escucha desde un lado y grábalo en tu mente. Cuando te conviertas en la anfitriona, tendrás que encargarte de todo.
Karen parpadeó.
No fue hasta que vio la brillante y sonriente cara de Jude Cullen que se dio cuenta.
|Me estás enseñando.|
Normalmente, este tipo de cosas deberían ser enseñadas por la duquesa anterior, pero no hay ninguna duquesa en la familia Kloen…
Si hubiera sido de noble cuna, Jude Cullen no habría tenido que pasar por tantos problemas. Como ella era de “origen común” y no pertenecía a la clase alta adinerada, se inventó una excusa para enseñarle él mismo todo, de la A a la Z.
—Um, abuelo…
Karen jugueteó con la taza de té intacta y llamó con cautela al anciano.
Los amables ojos de Jude Cullen se posaron en ella.
Qué debería decir. ¿Que no tiene intención de casarse con su nieto, así que no debe esforzarse demasiado?
¿O que se arrepiente de haberlo engañado, aunque la trate como a su propia nieta?
Karen filtró y tamizó muchas verdades, extrayendo sólo la que podía revelar.
—…Gracias.
—Ho, ho… Iba a regañarte si te disculpabas, pero dijiste algo muy agradable de escuchar.
El rostro de Jude Cullen estaba lleno de admiración por ella.
Pero por un instante, su expresión se tornó amarga. A menudo se ensombrecía de la nada mientras hablaba. Jude Cullen no dijo por qué, pero Karen ya lo sabía.
—¿Qué tal si invitamos al señor Cato a la fiesta?
—No hay prisa. Esta es una fiesta para ti y Arthur, no quiero incomodarlos invitando a ese chico.
—Pero abuelo, tú ya estás incómodo.
Sierra Miller finalmente fue declarada culpable y enviada a una prisión local.
Después de eso, Cato no buscó a Jude Cullen.
Karen escuchó que, en el pasado, Cato cuidaba tanto del abuelo que lo llamaba y visitaba casi a diario. Aunque no era su nieto biológico, quizá por eso intentaba ser mejor que el que sí lo era…
—No quiero que Arthur y Cato sean como verdaderos hermanos. Sé que es avaricia. Es solo que…
Mientras hablaba, su expresión se volvió sombría, como si estuviera soñando con lo imposible.
—Solo deseo que esos niños dejen atrás el odio que se tienen.
Karen nunca había escuchado nada sobre Cato de labios de Arthurus, por lo que no tenía idea de cuáles eran sus sentimientos hacia su medio hermano.
—Cometí muchos errores mientras estuve vivo.
Jude Cullen, que tiende a hablar de cosas divertidas más que de cosas serias, ha estado recordando cada vez más el pasado últimamente.
—En ese momento pensé que hice lo mejor que pude, pero mirando hacia atrás, me doy cuenta de que nunca fue así.
Al principio creyó que su corazón se sentía raro a medida que el clima se enfriaba.
Pero estos días, Karen empezó a sentirse un poco ansiosa cada vez que veía a Jude Cullen así.
—Vive tu vida al máximo y sin arrepentimientos, Karen.
Era como si estuviera a punto de irse a algún lugar…
La ansiedad en los ojos de Karen se acentuó al ver el rostro arrugado sonreír cariñosamente. Jude Cullen, quien había estado mirándola fijamente, volvió a abrir la boca.
—Bueno, en ese sentido ¿deberíamos empezar por elegir un vestido?
El anciano movió la nariz juguetonamente y llamó a su mayordomo para que buscara algunos diseñadores de alta costura que confeccionaran un vestido a medida.
|Estoy teniendo pensamientos extraños.|
Jude Cullen, ajeno a los verdaderos sentimientos de Karen, estaba ocupado dándole lata a su mayordomo. Le pidió que trajera al mejor y más popular diseñador de la sociedad para que Karen brillara más que cualquier otra dama que asistiera a la fiesta ese día.
|…Sí. Supongo que solo estoy pensando tonterías.|
Ante sus ojos, Jude Cullen aún lucía saludable, a pesar de estar envejeciendo y tener dificultades para moverse. Karen comenzó a disipar gradualmente la ansiedad que intentaba instalarse en su interior.
* * *
Lois, llevando una montaña de documentos, apresuró sus pasos.
Entró en el estudio personal de Arthurus en el sótano de la empresa. Finalmente pudo tomar un respiro tras dejar los papeles sobre la larga mesa de madera.
—Pensé que ya casi estaba terminado, pero tras encontrar un defecto durante las pruebas… Los de arriba van a presionar para que lo terminemos rápido, ¿y ahora qué hacemos…?
Arthurus, absorto en algo con las muñecas desabrochadas y las mangas arremangadas hasta los codos, se levantó de la silla, recogió los documentos que Lois le había puesto delante y los leyó en silencio. Mientras el asistente estaba refunfuñando con entusiasmo y esperando que se reconociera su esfuerzo, volvió la mirada hacia la pistola que Arthurus había sostenido hace un momento.
No ers sorpresa, ya que modificar armas existentes era un viejo pasatiempo de Arthurus, pero…
—¿No ha pasado un tiempo desde que te ocupas en un pasatiempo?
—Bueno, supongo que sí.
Con ojos curiosos, Lois alternó la mirada entre Arthurus hojeando los papeles de página en página y la pistola.
—Esto es sospechoso.
No era raro retomar un viejo pasatiempo.
Pero, cuando se está tan ocupado y concentrado en el trabajo, ¿de repente tiene tanto tiempo libre y se pone a modificar armas?
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