Cuando Alfred abrió los ojos, la figura de Griella ya había desaparecido.
Ante él se extendía un bosque profundo y oscuro.
Quizá también en este bosque actuaba algún tipo de poder.
De no ser así, nunca se habría encontrado con la ilusión de Griella, que debía estar muerta.
「… Ahora entiendo por qué Griella siempre se disculpaba.」
Porque su enorme poder mágico había maldecido el bosque.
Porque había hecho eternas las maldiciones de las demás brujas.
Mientras en el corazón de Griella existiera la desconfianza hacia los humanos, esa maldición del bosque no se rompería.
「La “maldición de la bruja” es poderosa, pero no es algo que no pueda romperse.」
La maldición de Alfred y de Sierra ya se había levantado.
Él pensaba que era porque, aunque se había odiado tanto a sí mismo hasta el punto de maldecirse, una persona querida lo había amado y gracias a eso pudo perdonarse.
Pero quizá no era exactamente así.
Si lograba comprender la verdadera razón, podría resolver tanto la amnesia de Sierra como los extraños sucesos que ocurrían alrededor de Isabella.
Y tal vez también encontraría una pista para salir de aquel bosque.
Alfred meditaba.
El origen del “Bosque Maldito” fue la traición de la persona amada.
Aunque sabía que nunca podrían estar juntos, se enamoró. Soñó con un futuro donde humanos y brujas convivieran.
Aunque significara traicionar a los suyos, aunque significara sacrificarse a sí misma, no le importaba—eso decía.
Pero todo eso era un pretexto, palabras bonitas.
La verdad era que quería vivir con él. Quería que él la mirara.
Si sus sentimientos hubieran sido solo sumisos y obedientes, nunca se habrían transformado en una maldición.
El verdadero grito del corazón de Griella, lo que en realidad buscaba, ¿dónde estaba? ¿Qué deseaba?
Cuando Alfred se preguntó esto en su interior, los árboles alrededor comenzaron a sacudirse violentamente aunque no soplaba viento alguno.
「Lord Alfred, me alegra verlo.」
Quien apareció con pasos elegantes fue la princesa maldita, Isabella.
Cabello negro brillante, grandes ojos rojos.
Su piel blanca como la porcelana estaba cubierta por un vestido negro.
En apariencia no había cambiado, pero su atmósfera era completamente distinta de la Isabella de antes.
Tanto, que resultaba más fácil pensar que era otra persona.
「¿Princesa Isabella…?」
「Qué cruel. ¿Ya me has olvidado? Si hasta compartimos un beso.」
Fufufu, Isabella rió con diversión.
En ese instante, el rostro herido de Sierra se dibujó en la mente de Alfred, y gritó:
「¡Eso no fue un beso, fue solo un accidente!」
La sangre le subió tanto a la cabeza que hasta olvidó hablar con formalidad, y fulminó con la mirada a Isabella.
「Pero tu adorable esposa no pudo confiar en ti, ¿cierto? Por eso perdió la memoria. El verdadero amor, en este mundo, no existe.」
「No sé qué pretendes decir, pero nuestro amor es real. Aunque perdiera la memoria, eso no cambiaría.」
Alfred lo declaró con firmeza.
Entonces, Isabella de pronto se volvió inexpresiva.
En sus ojos rojos no había emoción alguna.
「Qué cosas tan aburridas dices. No eres más que un simple humano, incapaz de salir de este bosque.」
Su voz era tan fría que helaba, pero Alfred la había escuchado antes.
—Maldito asesino de brujas.
Era la misma voz que había oído varias veces desde que llegó al Reino Ronatia.
「Princesa Isabella… ¿usted quién es en realidad…?」
Mientras formulaba la pregunta, Alfred empezaba a darse cuenta.
Que Isabella no era una princesa “maldita”.
Con una sonrisa en los labios rojos, Isabella pronunció:
「Yo soy… una bruja.」
El viento sopló con fuerza y agitó su cabello negro.
En sus ojos rojos se reflejaba un odio intenso y una furia abrasadora.
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