La lluvia torrencial.
Las luces oscuras que titilan.
Y además, su rostro parecido —aunque no idéntico— al de su hermana gemela.
Lo que este hombre desea no es a ella, sino a su hermana menor.
No la primogénita, sino la segunda.
"¿Eres la mayor o la menor?"
A la pregunta del hombre, Jameong respondió como si estuviera hechizada:
“Soy la segunda, Hyemyeong.”
Fue el instante en que se gestó una tragedia.
La mentira de una sola noche, dicha al emperador al que amaba en secreto.
El día en que su hermana fue proclamada emperatriz, Jameong eligió convertirse en sacerdotisa como expiación.
Sin embargo, aquella única mentira no la soltó jamás, sino que la ató hasta el final.
“¿Acaso la sacerdotisa ha dicho alguna vez una mentira?”
Un desencuentro nacido de una sola mentira.
Un amor torcido, un matrimonio desviado.
Y la irremediable 《Mentira》.
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